Lo has visto en fotografías, pero sientes que tienes que formar parte de él. Sentirlo en tu propia piel
Te llamaron la atención esas casas antiguas “típicas de pueblo”: gruesas paredes de piedra grande, ventanas con rejas forjadas y pilones en algunas esquinas exteriores; al preguntarle a tu folleto averiguas que no son mera decoración, sino que antes se usaban para que los carros tirados por caballos pudieran girar por las calles, tan estrechas que parecen querer abrazarse. Estas estructuras tienen dos siglos de vida, pero conviven con las pinturas modernas con las que los vecinos decoran el pavimento durante las fiestas.
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